Desigualdades de género en situaciones de pobreza energética

desigualdad de género y pobreza energética
Se acerca el 8 de marzo, y como cada año desde Socaire somos muy conscientes del sesgo de género existente entre quienes sufren situaciones de vulnerabilidad energética. Así lo indican los escasos y fríos datos pero también nos lo indican nuestras propias experiencias del día a día en el trabajo con los hogares vulnerables. Una situación en la que las familias no cubren sus necesidades básicas de energía por falta de recursos o desconocimiento en el uso de los mismos no es un simple problema de confort en la vivienda, sino directamente de salud, provocando miles de muertes prematuras cada año. Muertes invisibilizadas en el silencio de los hogares, y que solo en los casos más flagrantes salen a la luz, como la muerte de Rosa en Reus en 2016.

Son escasos los informes que recogen la existencia de una brecha de género asociada a la vulnerabilidad energética, lo cual invisibiliza estas situaciones.

Esta escasez de datos se agudiza ante la falta de una definición oficial del concepto de pobreza energética, lo que produce que no haya estadísticas oficiales.

La invisibilidad de la feminización de la pobreza energética

Son escasos los informes que recogen la existencia de una brecha de género asociada a la vulnerabilidad energética, lo cual nuevamente invisibiliza estas situaciones. Son referentes en este campo, los trabajos de Ingeniería sin Fronteras y el documento de FEMM committee, así como el estudio de Ecologistas en Acción para la ciudad de Madrid. Por tanto, es fácil obtener una primera conclusión:

La pobreza energética no es visible, al menos no en la medida de la gravedad del problema para quienes la sufren.

Además, esta escasez de datos se agudiza ante la falta de una definición oficial en España del concepto de pobreza energética, lo que produce que no haya estadísticas oficiales sobre esta problemática. Y hablamos de la pobreza energética en genérico, no ya de la brecha de género asociada a estas situaciones.

De los hogares madrileños detectados como más vulnerables, más de la mitad tienen una mujer como sustentadora principal.

Con motivo del 8 de marzo de 2019 publicamos el artículo La pobreza energética también tiene rostro de mujer, en el que hicimos una recopilación de algunos de estos datos. Cabe recordar, que según Ecologistas en Acción, en Madrid, de los hogares detectados como más vulnerables, más de la mitad tienen una mujer como sustentadora principal.
pobreza energética y desigualdad de género en España
Infografía original a partir de los datos del informe del Parlamento Europeo "Gender Perspective on Access to Energy in the EU" (2017). fotoRevoluci0n.
pobreza energética y desigualdad de género en Madrid
Infografía original a partir de los datos del informe de Ecologistas en Acción "Estudio técnico sobre pobreza energética en la ciudad de Madrid" (2016).

Nuevas políticas en la lucha contra la pobreza energética

Un año después no son muchas las señales para ser optimista en esta materia, pero alguna hay que saludar.

La aprobación por parte del Gobierno de España de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024, en abril de 2019 es un paso en la dirección correcta, y hay que reconocer que, al menos sobre el papel, es una estrategia ambiciosa, aunque un año después de su aprobación sigue sin existir una definición oficial sobre el concepto de pobreza energética.

Proyecto FEMENMAD: Feminización de la pobreza energética en Madrid.

La escasez de información segregada sobre esta temática que denuncian los pocos estudios en marcha se va subsanando lentamente. En este aspecto podemos celebrar que la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con investigadores del Instituto de Salud Carlos III, está desarrollando el proyecto FEMENMAD: Feminización de la pobreza energética en Madrid. Exposición a extremos térmicos. El objetivo de este proyecto es detectar las desigualdades de género en materia de pobreza energética en los hogares de la capital. Los principales resultados obtenidos hasta el momento van en la línea de los presentados anteriormente citados, ya que se ha detectado que la vulnerabilidad de sufrir pobreza energética aumenta significativamente en el caso de los hogares liderados por mujeres. Este riesgo se incrementa en hogares unifamiliares de mujeres mayores de 65 años, y lo hace aún más en hogares monomarentales. Los resultados confirman que, en aquellos hogares donde la mujer proporciona el sustento principal, el riesgo de sufrir pobreza energética se incrementa entre un 35 y un 120 % con respecto a la media del municipio. Dicho estudio incide en la brecha de género existente también en las afecciones sobre la salud de quienes sufren pobreza energética e incluso de las diferencias existentes en función del barrio en que se vive. Puedes ver estos y otros datos del estudio aquí. Por ello, un año después, concluiremos con la misma idea:

El conocimiento derivado de estos estudios no sólo debe repercutir en la definición de políticas en materia de vulnerabilidad y vivienda asociadas a la pobreza energética, sino que debe hacer que las políticas públicas incorporen el sesgo de género en las soluciones que se propongan.

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